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30 ago 2009

Qué se entiende por disciplina?

1. ¿QUE SE ENTIENDE POR DISCIPLINA?
-Es el ejercicio de la autoridad, no del autoritarismo, mediante normas y limites que se hacen cumplir y que brindad seguridad y protección, en ambientes organizados, donde en todo momento sepa que se debe esperar, se adquiere a través de rutinas, pautas y hábitos, horarios que se trabajan día a día para lograr los niños responsables y obedientes, capaces de diferenciar el mal del bien y, por tanto, capaces de decidir. La disciplina es también necesaria para la convivencia.


2. LA OBEDIENCIA
-cuando se trabaja la obediencia no solo se está trabajando el hecho de asumir unas normas, cumplirlas y asumir también las consecuencias de desobediencia, sino que también se está trabajando el autocontrol , y la responsabilidad (saber decidir y elegir: no hay responsabilidad si no se ha aprendido a obedecer)
3. ¿POR QUE DESOBEDECEN?
-Para llamar nuestra atención, aunque solo reciba castigos o reprimendas.
-No atiende a lo que se le pide porque está atento a otra actividad.
-Estar recibiendo demasiadas ordenes a la vez.
-No comprender lo que se le manda: por ejemplo: “tienes que portarte bien”. ¿Dónde, como, con quien?
-Saben que los padres van a repetir varias veces la petición antes de que se pongan a realizarla.
4. ¿QUE SE PUEDE HACER?
EXIGIR CON AFECTO
-Tener unos objetivos claros de lo que se pretende cuando se educa.
-Dar ejemplo para tener fuerza moral e influencia.
-Establecer normas realistas, ajustadas, que sean capaces de llevar a cabo.
-Explica con claridad cuáles son las consecuencias positivas y negativas del os actos.
-Instrucciones simples, comprensibles para ellos y razonables, es decir, peticiones especificas, en las que quede bien claro el comportamiento que debe seguir.
-Explicarles las razones por las que se les pide o se les prohíbe que hagan algo.
-Tener coherencia en el mensaje. Lo que se dice, como se dice y lo que se hace.
-Recompensar cuando haya obedecido nuestra orden o petición, y nunca antes. Cuanto mas inmediata sea la recompensa, mas efecto tendrá. Habrá de acostumbrarle a recompensas afectivas y no solamente materiales.
-Confiar en los hijos.
-Actuar y huir de los discursos. Una vez que el niño ya sabe que debe hacer, y no lo hace, habrá que actuar consecuentemente y así aumentara nuestra autoridad.
-Reconocer los errores propios. Nadie es perfecto, los padres tampoco. El reconocimiento de un error por parte de los padres da seguridad y tranquilidad al niño y le anima a tomar decisiones aunque se pueda equivocar, porque los errores no son fracasos.
5. SI SIGUEN DESOBEDECIENDO, ALGUNOS CONSEJOS PRACTICOS…
-Contar hasta cinco en voz alta para que comprenda que se está esperando a que haga lo que se le ha pedido. Si en este tiempo el niño no ha obedecido, sin alzar la voz ni discutir, se le guiara con las manos para que haga lo encomendado.
-Cuando los hijos desobedezcan “descaradamente”, no hay que perder el control. Recurrir a la técnica conocida como “tiempo fuera”: no se le reprochara nada ni se discutirá con él. Se le mandara solo a una habitación o a un rincón donde no pueda entretenerse durante un periodo breve de tiempo. La recomendación es que permanezca allí tantos minutos como años tenga el niño. Tendrá un momento para reflexionar sobre qué es lo que ha hecho enfadar a los padres y para recapacitar.
- Reprimenda verbal: si la desobediencia implica peligro para el hijo o para los demás (cruzar la calle, poner los dedos en el enchufe, etc.) con un tono de voz firme y energético, se le dirá: “¡no!” o “¡basta!”. Si es necesario, se parara físicamente su acción.
6. ¿Qué NO HAY QUE HACER?
-La excesiva permisividad. Es imposible educar sin intervenir. El niño, cuando nace, no tiene conciencia de lo que es bueno ni de lo que es malo.
-Ceder después de decir “no”. Una vez que se ha decidido actuar, la primera regla de oro es la del NO. El “no” no se puede negociar. La firmeza es fundamental: que los niños perciban que lo padres no dudan.
-Contradicción entre el padre y la madre.
-Agresividad. Gritar. Perder los estribos. Además, a todo se acostumbra uno. El niño también se acostumbra a los gritos a los que cada vez hace menos caso. Lo peor de acostumbrar a un niño a ese tipo de respuestas, es que las incorpora y él mismo se vuelve agresivo.
-Incumplir las promesas y las amenazas. Cada promesa o amenaza no cumplida es un poco de autoridad que se queda en el camino. Las promesas y amenazas deben ser realistas, es decir, fáciles aplicar.
-Falta de negociación. Ello supone autoritarismo y abuso del poder, y por lo tanto incomunicación.
-Falta de atención cuando nos hablan. Muchos padres se quejan de sus hijos no los escuchan. Y el problema es que ellos no han escuchado nunca a sus hijos.
-Exigir éxitos inmediatos. Con frecuencia, a los padres les dan ciertos arranques de impaciencia con los hijos. Hay que tener presente siempre que nadie nace enseñado, y todo requiere un periodo de aprendizaje con sus correspondientes errores.
-Inconsistencia: en educación, prevalece lo que se hace día tras día. Cualquier aprendizaje requiere tiempo, y más aquellos referidos a la formación del carácter y personalidad.
-Confundir la firmeza y disciplina con el autoritarismo: “te he dicho que no porque lo digo yo”. Este tipo de actuaciones no ayudan nada a formar una personalidad responsable ya que nada se dice del comportamiento, si es correcto o no…Las personas que han vivido bajo este tipo de contextos son personas anuladas, sumisas, incapaces de elegir ni de decidir.

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